¿El certificado de eficiencia es obligatorio? Si eres vendedor de un piso o casa es posible que estés familiarizado con este documento. Se trata del certificado de eficiencia energética, un papel que hace constar la etiqueta energética que tiene la propiedad y que la hace óptima para vivir en ella. Es un documento de carácter obligatorio.
¿Cuándo el certificado de eficiencia es obligatorio?
Todos los inmuebles deben de contar con un certificado de eficiencia, pues es obligatorio en ciertos casos. Si compraste una propiedad de obra nueva, la empresa encargada de la venta del inmueble debió entregarte el certificado; si fuiste tú quien se encargó de hacer la obra a partir de planos y utilizando ingenieros y arquitectos de por medio, entonces tú deberías haber tramitado este certificado al hacerse la instalación eléctrica.

Ahora bien, si quieres vender este inmueble a una tercera persona, después de años de tenerlo en propiedad, el certificado de eficiencia es obligatorio para poder realizar la transacción comercial. Esto es así desde 2013. ¿Y necesitarás un certificado nuevo? Todos los certificados de eficiencia energética tienen una validez de diez años, por lo que si el que tienes es mayor a este período de tiempo, ya no es válido y necesitas tramitar uno nuevo.
¿Quién expide el certificado de eficiencia obligatorio?
El certificado de eficiencia energética solo puede ser expedido por un experto certificado (arquitecto, ingeniero, etcétera). La expedición se hace después de una visita obligatoria. Para emitir el certificado el profesional que elijas deberá recopilar información sobre el inmueble a través de una visita concertada. En esta visita, determina cuál es la situación de la casa.
El experto verifica todo: los materiales del inmueble, la calidad de los mismos y las condiciones en las que se encuentran. Verifican además, cuál es la situación de la caldera, termos, sistemas de ventilación, calefacción, etcétera; y si estos se encuentran colocados en un lugar óptimo. Una vez que ha recopilado esta información, se introducen los datos en un programa y se obtiene una calificación energética.
Pero no vale con que el técnico que haga la visita a domicilio te entregue el certificado. Con el papel que el técnico te expida, deberás acudir a las autoridades pertinentes de la Comunidad Autónoma donde se encuentre el inmueble y registrarlo. Entonces, la comunidad emite una etiqueta energética según el informe recibido.
Las etiquetas y letras del certificado
La letra y etiqueta que expida la autoridad resulta muy importante, pues a través de ellas se puede saber si la vivienda se encuentra en óptimas condiciones y, en consecuencia, lista para ser vendida; de lo contrario, será necesario llevar a cabo una serie de mejoras y reformas al inmueble.
La etiqueta sirve para determinar en qué nivel de clasificación se encuentra un inmueble. Estos se miden en una escala de la letra A, que es la más alta y es de color verde; hasta la letra G, que es la menos eficiente y es de color rojo. Además, el certificado y su correspondiente etiqueta también sirven para indicar el consumo de energía anual que se hace en el hogar, así como las emisiones de dióxido de carbono del inmueble.
La etiqueta se incluye en la documentación de venta del inmueble o en el contrato de arrendamiento, pues también se necesita para el alquiler. Por otra parte, cuando se trata de vender el inmueble, debes añadir esta misma etiqueta en los anuncios de venta.
Es probable que te preguntes cómo obtener la calificación más alta en la revisión del inmueble. ¿Qué hay que hacer para conseguir la letra A? ¿Pueden asignar a tu propiedad la letra G? Existen varios factores determinante al momento de la asignación de las letras.

Para empezar, se tienen en cuenta las características del inmueble y la zona climática en que se encuentre. Por ejemplo, en una ciudad muy fría, es muy importante el funcionamiento de la calefacción, los niveles de aislamiento de la propiedad; las características del termo de agua caliente, etcétera. Ocurre lo contrario en las zonas de clima cálido, donde lo más importante son los toldos, persianas, las sombras que se proyectan dentro de casa, que las ventanas permitan una buena circulación del aire, etcétera.
¿El certificado de eficiencia energética puede no ser obligatorio?
Existen algunas excepciones, por lo que el certificado de eficiencia puede no ser obligatorio en ciertos casos. Por ejemplo, no es obligatorio cuando se trata de edificios industriales, complejos bajo protección arquitectónica; inmuebles aislados de menos de 50 metros cuadrados de superficie útil. ¿Por qué no es obligatorio el certificado en estos casos? Esto se debe a que, como son edificios o muy pequeños o que se utilizan para labores como la industria, la posibilidad de mejorar la eficiencia energética es muy baja. El certificado tampoco es obligatorio para los garajes y trasteros, pues no se utilizan como vivienda.
Curiosamente, las segundas residencias tampoco necesitan de un certificado de eficiencia energética; eso sí, el uso anual de dichos inmuebles debe ser menor a cuatro meses al año. Precisamente el tiempo de uso real de la vivienda hace que no sea rentable mejorarla. ¿Y qué pasa si se quiere vender una segunda residencia? Como ya adelantamos, toda operación de compraventa de inmuebles requieren de la certificación energética; en este caso, es importante acreditar que la casa que se vende operaba como segunda residencia y que no estaba ocupada de forma continuada. Esto puede demostrarse a través de los recibos de luz.